Hace un tiempo leía un artículo de Adrian Castillo (Investigador en Ciencias de la Salud. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Máster Oficial en Fisiología Integrativa) sobre la relación de la frecuencia cardiaca en reposo y la esperanza de vida de los diferentes mamíferos y entre ellos el hombre.
En este artículo se recogía información de diferentes artículos de evidencia científica donde se observaba cómo los seres vivos por lo general tenemos un número determinado de latidos que marcan la duración de vida
Junto al conocimiento de que nuestro corazón podría tener un techo de latidos, nos encontramos que las células cardíacas (cardiomiocitos) tienen una capacidad de regeneración muy limitada que con la edad se ve mucho más disminuida y además su capacidad de producir energía también va disminuyendo.

Por otro lado parece que la frecuencia cardiaca en reposo tiene cierta relación con la esperanza de vida y el aumento de la frecuencia cardiaca en reposo con los años de vida muestra un aumento de más de 15 latidos minuto en hombres y de 25 en mujeres se observa un mayor riesgo de mortalidad.
Algunos estudios muestran que ese umbral de aumento de riesgo está en 70 pulsaciones minuto en hombres y 80 en mujeres.
Pues bien, un estudio de Tan J, Yang M, Wang H, Shen C, Wu M, Xu H, et al. (ver estudio 1) nos muestra que el reducir la frecuencia cardiaca ayuda a que no necesitemos tanta energía en el corazón y a que los cardiomiocitos mejoren en su regeneración. Esto lleva a plantearse la pregunta de si reducir la frecuencia cardiaca nos ayudaría a vivir más.
Otros estudios como los de Coburn AF y colaboradores y el de Hennekens CH y colaboradores (ver estudios 2. 3 indicados al final del artículo) muestran que la reducción de la frecuencia cardiaca si nos lleva a un posible aumento de esperanza de vida.
La herramienta más importante que poseemos para reducir la frecuencia cardiaca es el ejercicio.
Dentro de las disciplinas de ejercicio, todas en mayor o menor medida ayudan a controlar esto ya que mejoran el tono del sistema nervioso parasimpático que es el relacionado con la relajación y regeneración corporal, pero es el entrenamiento cardiovascular (entrenamiento de resistencia cardiorrespiratoria) y el yoga las que más ayudan a esta disminución de la frecuencia cardiaca en reposo.
Por tanto, podemos pensar que nuestro deporte, el triatlón, practicado sin esos excesos que nos llevan a sobre entrenamiento y a fatiga crónica, podría ayudar a mejorar nuestra esperanza de vida. Aunque no podemos indicar cuánto volumen y qué intensidad es lo óptimo pues es algo que aún está por ver, puesto que también hay que ver esa relación entre la disminución en reposo que provoca el ejercicio y ese aumento que ocurre intraejercicio.
Ahora bien, esto no es ningún hallazgo ya que todo el que lleva practicando nuestro deporte durante años, se habrá dado cuenta que tanto él como el entorno, ha manifestado cierta mejoría en su frecuencia cardiaca tanto en reposo como en ejercicio.
Pero es el fijarse en ello lo que quiero resaltar con este artículo e incluso el mantener cierto control en la medida ya que puede darnos mucha información.
En referencia al control del pulso y el sistema parasimpático, un test que me gusta hacer es la adaptación de MAF test (test que realizaba mucho Mark Allen) y que se trata de una carrera con un pulso por debajo del primer umbral ( ya que por debajo del primer umbral aún el sistema parasimpático tiene algo de presencia) y que podéis consultar aquí https://philmaffetone.com/que-es-el-maf-test/
Este test ayuda también a ver como el proceso de entrenamiento e incluso el de vida puede estar afectando a mi sistema nervioso y controlar si la situación de estrés en el organismo es correcta o está aumentada.
Para acabar, comentaré que de cara a nuestro estilo de vida triatleta es interesante esta relación de la frecuencia cardiaca en reposo y la calidad de vida.
Esta relación nos puede servir como indicador diario de control de hábitos saludables, Controlando la frecuencia cardíaca en reposo podemos ver cómo influye en nuestro organismo la forma o tipo de entrenamiento, la hora de cena y el tipo de cena, el consumo de alcohol, las horas de sueño, el estrés laboral, etc. y así poder actuar de la mejor manera posible ante con esta información para mejorar esos hábitos.
Así que, como indica Adrián Castillo en su artículo, uno de los objetivos que podríamos marcarnos (a parte de la marca en nuestro triatlón) debería ser desacelerar nuestro corazón.
ESTUDIOS MENCIONADOS
- Tan J, Yang M, Wang H, Shen C, Wu M, Xu H, et al. Moderate heart rate reduction promotes cardiac regeneration through stimulation of the metabolic pattern switch. Cell Rep [Internet]. 2022;38(10):110468. Available from: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211124722002017
- Coburn AF, Grey RM, Rivera SM. Observations on the relation of heart rate, life span, weight and mineralization in the digoxin-treated AJ mouse. Johns Hopkins Med J. 1974;128(4):169–93.
- Hennekens CH, Albert CM, Godfried SL, Gaziano JM, Buring JE. Adjunctive Drug Therapy of Acute Myocardial Infarction — Evidence from Clinical Trials. N Engl J Med [Internet]. 1996 Nov 28;335(22):1660–8. Available from: https://doi.org/10.1056/NEJM199611283352207