Por fin los procesos de recuperación y procesos de sobrecompensación como el control del exceso de carga parece que ya han tomado su importancia entre la comunidad triatlética amateur.
La frecuencia cardiaca en reposo y sobre todo, la frecuencia cardiaca en reposo al levantarse por las mañanas ha sido una de las variables usadas para observar la situación de fatiga del organismo.
Sin embargo, hay otra variable que parece nueva pero que se usa desde hace décadas como es la variabilidad de la frecuencia cardiaca.
En aquellos momentos esta era una variable no al alcance de todo el mundo, pero en los últimos años ha cobrado protagonismo gracias a que la tecnología ya ha conseguido que su medición esté al alcance del ciudadano de a pie.
¿Qué es la variabilidad de la frecuencia cardiaca?
Es una variable no sólo de utilidad al deportista ya que también se usa mucho en otros ámbitos de vida en los que el control del estrés toma protagonismo (empresas, tratamientos psicológicos, procesos de ajustes dietéticos, etc)
Los estresores actúan como disruptores que desencadenan diversas respuestas con el fin de mantener un estado de homeostasis, el cual es clave para asegurar el óptimo funcionamiento del organismo (incluyendo tanto a nivel de salud como de rendimiento deportivo).
A través del sistema nerviosos autónomo (regulado por el Hipotálamo) se regulan y controlan muchas de las funciones de nuestro organismo en respuesta a los estresores, desde los latidos del corazón hasta la respiración.
Nuestro sistema nervioso está en cierto modo dividido en dos ramas que denominamos sistema nervioso simpático (SNS) y sistema nerviosos parasimpático (SNP)- Mientras que el SNS es el responsable de activar la respuesta de peligro y huida, el SNP es principalmente responsable de las funciones basales del organismo, es decir esas que se dan en los momentos de calma y regulan e intentan estabilizar y mejorar nuestra situación fisiológica.
Tanto el pulso basal como la VFC están mediadas por neuronas que tienen origen en ambas líneas nerviosas, tanto simpática como parasimpática.
Por lo tanto, los cambios en estas variables reflejarán nuestro estado de estrés.
La frecuencia cardíaca hace referencia al número de latidos en un determinado tiempo (normalmente un minuto), la VFC es un término referido a la variabilidad existente entre latidos.
Es decir, la variabilidad se refiere a la duración que hay entre un latido y otro.
Esta relación hay que decir que por lo general no es simétrica. Para explicarme diré que cuando hablamos de 60 latidos por minuto éstos no tienen por qué estar separados exactamente un segundo entre ellos.
Como funciona nuestro corazón
En concreto, el corazón tiene su propio marcapasos, lo cual significa que hay un punto (llamado nódulo sinoauricular) que genera potenciales eléctricos de acción que inician la contracción del miocardio, produciendo así los latidos.
Si no tuviésemos ningún mecanismo que modulase nuestro ritmo cardíaco (como la VFC), nuestro corazón latiría a aproximadamente 100 latidos por minuto (lpm) debido a la acción de este marcapasos. Sin embargo, nuestro corazón está inervado por el SNA regulando la frecuencia cardiaca en un número de pulsaciones inferior a 100 lpm (60-70 lpm en la población general, e incluso inferiores en población deportista). Esto se debe a que, en reposo, el SNP es protagonista y regula este ritmo a la baja de cara a mantener relax y estabilidad.
Esta regulación del sistema nervioso parasimpático está afectada por la respiración (aumentando la actividad del SNP durante la exhalación), algo que afecta no sólo al ritmo cardiaco sino también a la variabilidad de este que se ve aumentada.
Es decir, el protagonismo de la estabilidad fisiológica hace que el tiempo entre latidos sea muy variable.
Una buena variabilidad es indicativa de salud y de una buena flexibilidad cardiometabólica ya que el tener un corazón con capacidad de respuesta en cualquier momento es importante para las diferentes situaciones de vida activa.
Para aclarar la importancia de la variabilidad, sin esta la capacidad de reacción rápida del corazón ante necesidades de vida y peligro no sería tan efectiva. Por otro lado, el sistema SIMPÁTICO tiene la acción contraria mediada por la liberación de Adrenalina y Noradrenalina, aumentando la frecuencia cardiaca media y reduciendo la variabilidad ya que va buscando una constancia para mantener esa respuesta que hemos demandado.
Es importante la VFC porque aporta información que no puede ser obtenida con el simple análisis de la frecuencia cardíaca. Y esta información puede ser utilizada como un indicador sensible de situaciones de estrés o fatiga que puede afectar al proceso de entrenamiento.
La VFC es una buena herramienta para darnos datos acerca de cómo se encuentra el equilibrio entre el sistema simpático y parasimpático, mostrando en sujetos sanos un predominio parasimpático en reposo que conlleva una baja FC con una alta VFC. Esto demuestra mejor adaptabilidad del sistema y es característico de la condición de salud.
Cuando el predomina el sistema simpático se observa una alta FC con una baja VFC, mostrando una peor adaptabilidad el sistema y una situación característica de la enfermedad cardiovascular, el envejecimiento y de condiciones de estrés.
Lo expuesto es la razón por la que despierta tanto interés en el campo de la actividad física y el deporte. El ejercicio sobre todo al superar el primer umbral es una condición de claro predominio simpático con una casi total desaparición del parasimpático.
Por tanto, no solo aumenta la FC sino que también se reduce la VFC. Sin embargo, la FC vuelve a sus valores normales de reposo en tan solo unos minutos después de finalizar el ejercicio mientras que la VFC tarda mucho más en recuperar sus valores basales.
Y es aquí donde encontramos una buena herramienta para analizar la recuperación ya que esta vuelta a la normalidad de los niveles de VFC depende de la intensidad del ejercicio, del estado de forma del sujeto y su capacidad de recuperación e incluso tiempo de esta.
Siendo, entonces, el seguimiento habitual de la VFC en reposo un buen indicador del estado de fatiga de un deportista y por tanto una medida a controlar para conocer cómo de afectado está el organismo y cómo de preparado está para recibir una nueva carga y el tipo de esta.
En los siguientes artículos que os mostraremos veremos cómo la VFC puede ser utilizada como un indicador sensible de situaciones de estrés o fatiga que puede afectar al proceso de entrenamiento y los siguientes temas de interés:
- Tecnología que podemos usar y la importancia de registrar datos precisos
- Condiciones de medición y registro de datos relevantes
- la interpretación de la información
- Factores que afecta a la VFC
- Prescripción del entrenamiento
Gracias a todos y unos buenos y variables latidos